¡Nuestra gente SECopa!

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NUESTRA GENTE   /   19-07-2019   /  A+ | a-

Laura Núñez y Sergio Córdoba, son delegados/as de de las empresas Techcom e Iron Mountain respectivamente, que trabajan día a día para ayudar a sus compañeros/as con los diversos trámites sindicales y que tuvieron un rol protagónico en la pasada Asamblea Ordinaria  Memoria y Balance. ¡Enterate cómo es su rol y mucho más!




¿Hace cuánto tiempo sos delegado? ¿Qué te motivó a volcarte e involucrarte en esta tarea?

Soy delegado hace siete años. En mi empresa nunca hubo representación del sindicato. Fue un poco la idea de intentar representar a los compañeros. Había muchas falencias de las que nadie se hacía responsable, pero con el tiempo y con la representación gremial se organizó todo, conseguimos beneficios para los compañeros. Apostamos a mediar, charlar y ultimar instancias con las herramientas que nos brinda el gremio.

Es una vocación de servicio, ¿no? 

Te volvés psicólogo de tus compañeros. Cada uno tiene sus problemas y uno se involucra. No tenemos horario. Alguno tiene un problema antes de ingresar al laburo y te llama a las 7 de la mañana, u otro tiene una consulta el domingo a las once de la noche y tenés que estar. 

¿Por qué creés que sus compañeros te eligen? ¿Qué hace que depositen su confianza en vos?

Yo estoy en la empresa hace 21 años, fue mi primer laburo y lo mantengo. Era supervisor de un sector y, para bien o para mal, nunca me callé. Los compañeros se vieron reflejados en eso, ellos me decían y yo trasladaba las cosas. El estar hace tanto tiempo en la empresa hace que conozcas a cada uno de los jefes, todos con su librito...A mí me resultó más fácil mediar entre compañero y personal jerárquico porque conocía los dos roles. Hice de todo. 

¿Cómo es tu relación con el sindicato? 

Me siento totalmente representado y me brindan las herramientas para poder ejercer. Es el lugar en donde yo encontré la contención, respaldo y apoyo necesario. Tengo la seguridad de poder decirle a mis compañeros que las cosas se pueden resolver. 

Fuiste parte de la pasada asamblea en donde se aprobó la memoria y balance del sindicato…¿qué rol cumpliste en la misma?

Es la quinta vez que participo. Me tocó hablar en la primera, estuve tres veces en mesa, y esta fue la que más me motivó. Tenía un texto largo, decía algo bastante importante y los nervios, hasta que no empezás hablar, no se te van. Yo estaba convencido y creía en lo que tenía que decir.


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¿Cómo comenzó tu rol de delegada?

Soy delegada hace cuatro años, y estoy, en breve, por renovar para el tercer mandato. Empecé porque una compañera me animó a hacerlo. Era lo que me gustaba, lo que quería hacer, estar cerca de mis compañeros, ayudarlos,  representarlos…Entonces dije “¡vamos a hacerlo!”, sin pensarlo, y me encantó. Ahora estoy todo el día haciendo tareas para el gremio, la familia queda un poquito relegada.

¿Cuáles son los problemas que plantean los compañeros?

Todos. Desde lo laboral hasta lo familiar, de pareja, de amigos...Llegás a la empresa, cruzaste la puerta y el primer compañero te contó: “Llegué cinco minutos más tarde porque me peleé con mi mujer, y pasó esto, lo otro…”. Pasás al segundo y, “mi mamá se cayó ayer y me pasó de todo, no sé qué hacer”. Vas a almorzar y te cuentan de todo, trato de acompañar. Hay gente que no llama al médico de la empresa, viene para que yo los acompañe al hospital.

Ellos depositan la confianza y ven una respuesta. Uno sabe que no puede resolver todo, porque hay cosas que son muy personales, pero se trata de eso y estar todos los días. Esa es la clave del éxito, trabajar codo a codo con y por los compañeros. 

¿Cuál fue tu rol en la última Asamblea Ordinaria?

Yo hice la moción previa que dio nombre a la Asamblea, que fue el “Día Internacional de la Mujer Trabajadora”. Fue la primera vez que participé como “protagonista”; siempre iba como delegada. Cuando surgió la idea de hacer algo para el “Día de la Mujer” dije: “Es lo mío”. En mi espacio trabajamos en equipo, lo planteé, me dijeron que lo presente y lo hice, con todos los nervios del mundo. Cuando todos me aplaudieron pensé, “ya está, lo vamos a hacer”. Fue un honor haber participado y darle nombre. Me sigue emocionando todavía. 

Había más de 4.000 personas...a la hora de hablar te debe generar un cosquilleo, ¿no?

Yo, particularmente, no estaba nerviosa. Me focalicé en lo que tenía que hacer. Estaba muy convencida. Levanté la mano y, cuando avancé y quedé parada delante de todos, ví que había mucha gente y me motivó más. Me dio mucha alegría que la gente te escuche. Fue algo muy emocionante. Lo que dijimos era algo puntual, y tanto lo de él como lo mío era sentido. Fue más fácil porque no estábamos inventando nada. Lo hicimos desde el corazón. 

¿Qué significa para vos ser delegada?

Es ser parte, ser la base del gremio, bajo la conducción de Armando Cavalieri. Yo lo vivo como una militancia, ser delegado es ser militante, que es una forma de vida. Es tu manera de vivir, y tu familia entiende que quizá llegás a casa y tenés que volver a salir. Tengo un hijo de ocho años que, por ejemplo, los 24 de diciembre, que no tiene clases, se viene conmigo a armar las cajas navideñas...La militancia es una manera de vivir, es lo que me gusta.  


 
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