Entrevista a Marcelo, en la primera línea de batalla contra el Covid-19

Entrevista a Marcelo, en la primera línea de batalla contra el Covid-19

NUESTRA GENTE   /   21-10-2020   /  A+ | a-
La historia del compañero Marcelo Varela es digna de ser contada. Delegado con tres mandatos en Galerías Pacífico y más de 15 años en la empresa, reparte sus horas entre su rol como empleado y representante de comercio conjugada con sus vocaciones de servicio: Ser bombero voluntario y colaborador en el SAME. ¡Conocé su historia!

Hace 10 años que sos afiliado al sindicato, y te abocás en la representación gremial en tu lugar de trabajo que es en Galerías Pacífico. ¿Hace cuánto trabajás ahí? ¿Qué tareas desarrollás ahora? ¿Y cuáles fueron las que desempeñaste a lo largo de todo este tiempo en la empresa?

Yo entré a trabajar en Galerías Pacífico en el 2006, con 19 años,  y ya hace 14 años que trabajo ahí. Primeramente, ingresé a los que es seguridad propia de Galerías Pacífico, luego pasé a lo que es servicio al cliente, y hoy en día me desempeño en esa tarea, además de cumplir funciones de seguridad y prevención contra incendios y evacuación. 

¿Cómo fue mutando esta idea de convertirte en delegado, incursionar en lo que es la representación gremial? ¿Cómo fuiste adquiriendo esa curiosidad?

Lo de ser delegado nació por una necesidad del shopping. Cuando empecé había delegados, pero no se le daba tanta importancia. A los dos años desde mi ingreso, comencé a estudiar la carrera de higiene y seguridad. Cuando cursé la materia de derecho laboral me empecé a interiorizar en un montón de cosas que a nosotros nos faltaban; entonces veo la necesidad de hacer un cambio dentro del shopping, de tener una representatividad más fuerte y que la voz de los trabajadores sea realmente escuchada. Es cuando empiezo a hablar con viejos delegados, comienzo a averiguar, y me acerco al sindicato a hablar y consultar como era. En base a lo que estudié, a lo que hice, fue lo que me impulsó: el saber me motivó.

En la práctica, ¿Cómo fuiste adquiriendo ese tipo de saberes?. Y en lo teórico ¿Cómo hiciste para conjugar lo que habías estudiado con esas cosas que se dan en el lugar de trabajo?

Preguntando, informándome, charlando con uno, yendo a preguntar al Sindicato, a golpear las puertas: “quiero saber, tengo estos problemas, creo que podemos hacer tal o cuál cosa”.


Si tenés que mirar en retrospectiva y comparar de tu primer mandato a este cuarto que está en curso, ¿cómo se va evolucionando en la experiencia? En otras entrevistas, los delegados nos dicen, por ejemplo, que éste no es un trabajo que tiene una determinada cantidad de horas, sino que muchas veces sobrepasa ese tiempo y se genera una confianza con los compañeros que traspasa lo meramente laboral.

Sí, es así...cien por ciento real. Cuando empecé, al principio, al no saber y por miedo a equivocarme a lo mejor no podía hacer tanto, era muy duro. Hasta que dije, “¡no, pará!”. Una vez, en una de las reuniones periódicas que teníamos, el gerente que había en su momento me dice: “yo te voy a decir lo que vos podés pedir y lo que no”, y ahí me planté, siempre con respeto, dije que no, y empezaron a escucharme un poco más.

Nosotros somos varios delegados, estoy con dos compañeros más, que me tienen como referente a mi. Y ahí va lo que vos decías del horario, uno no es delegado solo en su jornada laboral (en mi caso de martes a sábados de 12:00 a 21:00 hs), yo cumplo esta función los 365 días del año, de 00:00 hs de la noche a 23:59 hs. Los chicos saben que de mi lado siempre van a encontrar una respuesta, sea un sí o un no, y si no lo sé, lo averiguo, mi teléfono está siempre disponible. Yo no les pongo un límite. Muchos me dicen: “vos tenés que poner un límite”, “vos tenés una vida”, pero yo considero que los compañeros te ponen un voto y uno tiene una obligación moral hacia ellos.

Hoy en día estamos transitando una pandemia. En mi caso, como delegado de un shopping (cerrados al momento de realizar la entrevista), me tienen licenciado con el 75%, obviamente. Tal vez, pensando en que por cobrar menos y que a lo mejor “ya no viene y no jode”, con más razón voy el doble, estoy todo el tiempo por todo, más en esta situación.

Ahora estás vos un poco en ese rol de instruir a los nuevos delegados de la empresa, ¿cuales son los consejos que, con tu experiencia, les brindás a ellos? 

Va a quedar en uno hasta dónde quiere llegar o qué quiere hacer. Yo trato de brindarles todas las herramientas que fui adquiriendo, porque la mayoría de las cosas que hago hoy en día en el Sindicato las aprendí, básicamente, solo: preguntando, haciendo y equivocándome.

Trato de inculcarles a mis compañeros esto de que el delegado lo es las 24 horas. Porque acá tenemos diversos turnos, distintos francos y tenemos que estar siempre, a toda hora. A mí me han llamado estando de vacaciones, teniendo que resolver algunas consultas estando en otro lado. Pasa incluso con mis mismos compañeros que me consultan y trato de indicarles “hacé tal cosa”, “hablá con esta persona”.

Y en este contexto de pandemia, ¿cómo se hace para poder estar y evacuar todas las dudas? ¿Se incrementaron las consultas? ¿Cómo estuviste manejando estos temas?

La verdad es que fue muy difícil. Difícil para todos. La sociedad se tuvo que adecuar a este nuevo contexto, a esta nueva normalidad. Fue muy difícil hacerle entender a la empresa las necesidades que tenían los trabajadores. Porque el shopping no está funcionando y mis compañeros van a hacer guardias, tanto de seguridad como de mantenimiento.

Hoy tenemos algunos conflictos que están en el Ministerio y que estamos manejando con la Secretaría de Asuntos Gremiales y de Organización del gremio. Es complicado hacerle entender al empresario que también somos seres humanos. Nos tenemos que cuidar y necesitamos trabajar, pero necesitamos que también nos cuiden, porque cada trabajador al lado tiene una familia. 

El empresario quiere ganar y, ahora que está perdiendo, quiere perder menos; entonces es un contexto muy difícil. Sin embargo, muchas cosas las pudieron entender y las fuimos subsanando. Esto es a prueba y error todo el tiempo.

Tenemos entendido que, además de ser delegado, sos bombero voluntario ¿En qué cuartel estás? ¿Cómo comenzaste?

¡Exactamente! Estoy en los bomberos de Bernal desde los 12 años, ingresé a la brigada juvenil en el año ‘99.

¿Viene de familia?

No, no. Viene de vecinos del barrio. Hay un vecino que es bombero retirado: Ale, un amigazo. Su hijo y otros chicos del barrio iban al cuartel, y a mi mejor amigo lo invitaron a ir. Él me decía, “dale, vení que está bueno ir al cuartel”, y ahí me picó un poco el bichito. Le dije a mi vieja: “¡Quiero ser bombero!” y, si bien a ella no le gustaba mucho la idea, me llevó igual.

Así empecé. A esa edad jugás un poco al ser bombero, a hacer un montón de actividades referidas al trabajo, pero adecuadas a la edad que uno tenía. Estamos hablando del año ´99, que no es como ahora. Actualmente es un poco más delicada la situación.

Yo tengo una forma muy estructurada de ser. Me organizo al 1000%. Creo que ser parte de bomberos me dio eso de formarme como persona y moldear esa estructura que tengo centrada al trabajo, a adecuarme a cada situación, a saber repartirme los horarios.

¿Cuáles eran las tareas que realizabas cuando chico? ¿Y qué es lo que te llevó a que luego de tantos años continues en el mismo cuartel?

Al principio era un poco “jugar” a ser bombero. Cuando vas creciendo, y ves cómo se mueve la institución, cuando salen a un incendio y te encontrás con el movimiento de camiones, te empieza a motivar. Ayudar al otro es muy grato, te llena muchísimo.

En aquella época, a los 16 años ya podías empezar a salir, ya pasás al cuerpo activo. Te sacaban a cosas chiquitas, no te llevaban a un incendio generalizado de una casa por ejemplo, pero sí a algún predio abierto, donde te podían contener y vas aprendiendo. Si bien es fundamental la capacitación, instruirse constantemente, la experiencia la adquiís en la calle. 

En ese momento cuando empecé a salir era bombero 24/7. Mi vieja me odiaba porque me quedaba a dormir en el cuartel.

Imagino que lo de tu mamá debe tener que ver con el temor, ¿nunca fue un impedimento para vos?

No, porque siempre le explicaba todo a ella, pero estaba aterrada igual. En ese momento, cuando comencé, no había tanta comunicación, el celular empezó a salir un poquito más adelante. Es decir, había, pero era muy poca la gente que lo tenía. La comunicación era por teléfono fijo, llamándola a la casa todos los días.

Como todo en la actualidad, todo está atravesado por la pandemia ¿Cómo es ser bombero en tiempos de coronavirus? ¿Qué cosas han cambiado?

¡Todo! Las maneras de manejarte en una intervención; antes salíamos mucho a colaboración de los vecinos, y hoy tenés que tomar miles de recaudos. Nos cuesta muchísimo decir que no, pero hay situaciones a las que ya no podemos ir. Aparte, los equipos que utilizamos y los insumos son carísimos. Además, toda la ayuda que recibíamos anteriormente con todo el tema de la pandemia se redujo un montón. Antes teníamos un montón de socios y cobradores que pasaban por las casas, junto con un cierto poder adquisitivo de la institución para poder solventar muchísimos gastos porque, aunque no parezca, un cuartel de bomberos tiene los mismos gastos que tiene una empresa.

¿Cuáles son esas acciones que decías que antes se podían y ahora no se pueden?

Colaboraciones dentro de los domicilios. Por ejemplo, ahora cuando vamos a colaborar con el SAME tiene que ser muy específica la tarea para la cual nos convocan.

Bomberos te piden para todo, absolutamente  todo lo que te imagines...Todo lo que te salía en los dibujitos también. Uno dice: “no, los bomberos no te van a ir a bajar un gato”; ¡y sí! (risas) No sólo vamos a bajar gatos, vamos a bajar banderas, vamos a desconectar cables, ¡vamos a hacer de todo!

Ya de por sí entre tu rol de delegado y de bombero calculo que no debe quedar mucho tiempo libre en la semana. Pero como si eso fuera poco, también estás en las guardias del SAME.

Así es. Estoy en el SAME del partido de Quilmes, soy chofer de ambulancia asistiendo al profesional. El conductor, en esta caso, es un colaborador del médico o enfermero, por lo cual tenés que tener un montón de conocimiento, aprender un montón de cuestiones para poder darle una mano en una situación de emergencia.

¿Hace cuánto estás en el SAME? ¿Y cómo fuiste adquiriendo esos conocimientos?

No hace mucho que estoy, más o menos, un año y medio. Uno se va capacitando con el tiempo, pero la mayoría de la instrucción que yo tengo es en base a los bomberos. En bomberos no es solo apagar incendios, tenés una gama gigantesca de capacitación. Dentro del cuartel yo soy el Sub Encargado de Capacitación, y también estoy en la capacitación a nivel regional y bonaerense.

Antiguamente, en el partido de Quilmes, todo lo que es servicio de ambulancia lo hacíamos los bomberos, antes de que se instaure el SAME en la provincia hace 4 años.

¿Tu incursión en el SAME viene por el lado de tu trabajo en bomberos o por otro lado?

Claro, viene por el mismo lugar. Cuando se instaló el SAME (Provincia) hicieron la convocatoria. En ese momento algunos compañeros se anotaron y yo pensé: “No tengo tiempo”. Pero después me fue picando el bichito porque es hacer un poco más de lo mismo, es algo que me gusta, y, obviamente, vas aprendiendo un montón de cosas de lo que es abocado a la medicina.

¿Sentiste en algún momento que no tenés tiempo?

Sí, a veces pasa. Te tenés que repartir en todo. Yo tengo mis amigos, mi pareja, mi familia... te reclaman de todos lados.

Te toca estar en uno de los municipios que, con motivo de la pandemia, fue noticia. ¿Cómo es el trabajo del SAME durante la cuarentena? ¿Cómo estuviste transitando estos seis meses?

Es complicado. Las guardias al principio eran muy intensas. En Quilmes, si bien no se saturó, siempre se jugó al límite en lo que refiere a salud pública. Cuando fue lo de Villa Itatí, teníamos que derivar hacia todos lados. En ese momento fue complejo, porque esto era una situación nueva, lo mirábamos de afuera allá por enero o febrero y nunca nadie imaginó que se iba a transformar en una pandemia.

Vos tenés la particularidad de verlo desde adentro, por eso desde tu experiencia, te consulto: ¿Cómo ves lo que se dice de lo que realmente es? ¿Cuáles son las herramientas con las que cuentan? Para que la gente entienda cómo realmente se enfrenta a una pandemia desde adentro…

Lo que le digo a muchos es que las noticias te invaden mucho y te hacen jugar mucho la cabeza. Es real que la situación es complicada, pero donde hay que hacer hincapié es en el cuidado individual de cada uno. En mi caso, trabajo en bomberos voluntarios, en el shopping y en el SAME donde voy a ver al que está contagiado, pero por suerte no me contagié, porque extremo muchisimo mis cuidados.

Me preguntan, “¿no tenés miedo a contagiarte?”, ¡y no! Es como si me preguntaran, “¿no tenés miedo de morirte en un incendio?”. Y la verdad es que no, porque por algo hago lo que hago, y lo hago a conciencia. Capacitarse y tomar conciencia son las mejores herramientas que podés tener.


Teniendo en cuenta que vos estás en la primera línea de combate, uno piensa en la familia ¿Cómo lo toman ellos? ¿Cuáles son los recaudos que se toman en casa?

Mi vieja está aterrada por mi. Me dice: “¡Yo no quiero que te pase nada! Por favor cuidate que vos estás en el SAME, en los bomberos, y en esto y el otro”. Yo le tengo que explicar diez mil veces, llamarla obligatoriamente casi todos los días (risas). Le digo: “Má, no mirés la tele porque no sabés manejar la información, Martita”.

Por supuesto mi temor es contagiarlos a ellos, por eso paso por la casa de mi vieja y la saludo desde la ventana del lado de afuera. Ella quiere que pase, pero a la gente grande es muy complicado explicarle porque no se pueden acostumbrar a esta situación, extrañan no poder abrazar, un domingo que vaya a la casa a comer asado. Igual trato de hablarles siempre, explicarles varias veces.

Veo que hacés mucho hincapié en la comunicación y, a pesar de estar en la primera línea, tenés esa posibilidad de poner paños fríos ¿Cómo se hace para convivir con el virus, atacarlo, pero además tener esa paciencia de decir: “este no es el momento ya va llegar más adelante”? Ese, tal vez, es uno de los principales problemas, no saber cuándo es el fin…

Claramente el fin va a ser cuando esté la vacuna y, la verdad, es que no sabemos para cuándo. Uno tiene que acostumbrarse a convivir y a vivir con este virus, pero no olvidarse que está. Ahora vas a una plaza y están minadas, y ves a algunas personas que no se cuidan, y el mayor cuidado hoy está en uno. Es fundamental informarse bien, buscando fuentes confiables, ya que esto va mutando todo el tiempo.

Cuando nombrábamos las actividades, decíamos que no hay que olvidarse que uno tiene amigos y familia, y más allá de la pandemia, en tu vida normal, ¿cómo haces para no desatender tus obligaciones, pero hacerte un espacio para estar con tus seres queridos? ¿Cómo se hace para que el día dure más de 24 horas?

Tenés que vivir repartiéndote. A lo mejor salgo del laburo,y pienso...si voy por acá, bajo en autopista y puedo pasar por lo de mi vieja antes de pasar por el destacamento;  como los amigos son más nocturnos, los llamo a la noche o me los cruzo después que voy al cuartel. A veces no te da el tiempo para todo y tenés que repartirte en mil. 

¿Ves este? (mostrando el celular) Es del cuartel y lo tengo prendido las 24 horas, y mis amigos me dicen: “¡Apagá eso!”. No, acá es así, no hay cumpleaños, no hay fiestas, no hay nada. La vocación es lo que uno eligió y, a veces, cuesta mucho explicarlo. Uno no va al destacamento porque es una obligación o un trabajo, esto es una vocación. Me ha pasado en las fiestas, por ejemplo, que mi vieja me odiaba porque eran 23:59, sonaba la sirena y, “¡chau! Nos vamos”.

Pero bueno, el tema de dividir los tiempos es muy complicado. ¿Se puede? Sí, si se quiere se puede hacer. Cuesta muchísimo, pero sí.

Da la sensación que sos de esas personas que necesitan estar en actividad todo el tiempo, y quizás lo más difícil para el que lo ve de afuera es hacerle entender que no es un trabajo, es una vocación de servicio (para cualquiera de tus tres tareas: delegado, bombero o SAME).

Claro, totalmente, es así. Yo te voy a ver y veo que estás haciendo algo, y te voy a intentar ayudar, porque me nace así. Algunos amigos se abusan (risas), porque soy multifunción; te arreglo la luz, el agua, la lámpara, me utilizan para todo. Ojo, también hay días que me desconecto del mundo, pero son pocos.

¿Cuál es la enseñanza que te dejan estos oficios?

En mis tres funciones estoy para ayudar al otro. Para satisfacer una necesidad o para resolver una situación, pero siempre es estar al lado de quien lo necesita.

¿Qué mensaje te gustaría dejarle a los empleados de comercio que van a leer o escuchar esta nota en este momento tan especial?

Que se comprometan, que se involucren. Fundamentalmente a los delegados y delegadas, ponerse en el lugar del otro, capacitarse, leer, estudiar, aprender, tener la necesidad de ir evolucionando uno como delegado. La capacitación siempre va a ser la mejor herramienta para sobrellevar cualquier situación.
 
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