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Pasada la revolución radical de 1905, y el impulso para la creación de
            la UGT aprobada por el Congreso, con la implementación de la jorna-
            da laboral de ocho horas, la creación de la caja de pensiones y res-
            ponsabilidad patronal por accidentes de trabajo, llegamos a un punto
            de inflexión que cambiaría la vida de los empleados/as mercantiles, y
            del movimiento obrero a nivel general.

            Es  entonces  cuando  el  24  de  agosto  de  1919,  en  las  cercanías
            del cumplimento del siglo de vida de la República Argentina, se
            constituye la Federación de Empleados de Comercio de Capital
            Federal, embrión de nuestro actual sindicato, con cuna en la calle
            Moreno al 2000, y pronta mudanza al edificio en Avenida Rivadavia
            al 1445.

            La rama mercantil no paraba de crecer y, década tras década, daba
            muestras de su compromiso social, político y económico para con sus
            beneficiarios/as. Ejemplo de ello fue cuando el 24 de Marzo de 1932
            se crea la Confederación General de Empleados de Comercio de
            la República Argentina, ungiendo a Ángel Borlenghi como su Secre-
            tario General, y la consecuente presentación de un proyecto para ins-
            talar unas cuantas reformas dentro del código laboral vigente.

            La indemnización al empleado/as por el despido sin justa causa iba
            a la cabeza. El visto bueno de la “Cámara de Diputados” -aunque un
            tanto de reojo- no tardó en llegar, mientras que los/as senadores/as
            se negaron rotundamente. Una movilización de 20.000 personas -sin
            precedentes para la época- instala el debate nuevamente en 1933,
            con aprobación de ambas cámaras el día 26 de septiembre, fecha que
            conocemos como el “Día del Empleado de Comercio”.

            Los años fueron pasando y las conquistas de los/as empleados/as
            de comercio iban aumentando, marcando un camino a seguir para
            trabajadores/as de otras ramas. Después de la implementación del
            “sábado inglés”, la lucha por la ley 11.837 sobre la regulación del
            trabajo de mujeres y niños y la protección de la maternidad (1934),
            la creación de la Caja de Asignaciones Familiares para Empleados
            de Comercio (1957), la implementación del “Salario mínimo, vital
            y móvil” instrumentada por el Dr. Arturo Umberto Illia en el ‘64,
            y la conformación de la “Ley de accidentes de trabajo” (1970), lle-
            gamos a otro importante eslabón dentro de la cadena cronológica
            que nos conduce a tiempos contemporáneos: el logro de uno de los
            Convenios Colectivos de Trabajo más importantes del territorio. El
            nuestro, el tuyo, el de todos/as: el 130/75, ese que nos identifica y
            que nos engloba dentro del marco gremial.

            Como si fuese poco, y por si le faltaba un condimento a nuestro en-
            trañable paso del tiempo, debemos destacar la fecha del 25 de agosto
            de 1989. Con la nueva ley de Asociaciones Sindicales -No. 23.551- la
            “Confederación General de Empleados de Comercio de la Repú-
            blica Argentina” se transforma en la “Federación Argentina de
            Empleados  de  Comercio  y  Servicios”,  y  la  vieja  “Federación  de



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